jueves, 27 de marzo de 2008

El dichoso TOEFL

Aquí vemos a Cecilia (de PhD Comics) teniendo todas las respuestas, formulando las preguntas precisas, encontrando soluciones esquivas JUSTO CUANDO NO ESTA LISTA PARA REGISTRARLO. Semejante frustración no es exclusiva de Cecilia. Muchas veces resultamos tartamudeando al hablar de temas que supuestamente se dominan en escenarios diferentes a una evaluación.

Algo así me sucedió con el TOEFL, el examen para cuya aprobación (suponía yo) solo bastaba saber inglés. Creo que debí haberme inquietado al saber que las instituciones que enseñan inglés tienen un curso especial de preparación para el TOEFL (aparte de los numerosos niveles), pero no lo hice. Siempre he tenido mis reservas y he definido mi posición en el dilema: Estudiar para un examen vs Estudiar para aprender. Nerd como soy, no me preparé específicamente y me encontré como Cecilia, tartamudeando frente al Computador.

El problema fue haber aprendido inglés en contextos diferentes al que usa el TOEFL para sus preguntas, que es estrictamente académico. Estoy seguro de que muchos Angloparlantes promedio reprobarían el examen, precisamente porque requiere habilidades comunicativas que son independientes del idioma y que se suponen aprendidas cuando te aventuras a aprender otro idioma.

Por ejemplo, en la sección Writing te dan media hora para que expongas tu punto de vista, lo argumentes, defiendas y saques conclusiones acerca de un tema que puede ser controversial y polémico, y lo debes hacer en inglés. Obviamente, esas habilidades no las aprendí en los libritos y CDs con los que estudié inglés; la argumentación, la estructuración de un ensayo y demás habilidades discursivas las aprendí en español. En el momento de hacer ese ensayo, saber vocabulario y gramática del inglés no es suficiente.

De la misma manera la sección Listening. Si uno está contento porque ya puede ver noticias en inglés y comprenderlo todo, entender canciones o quizá una que otra película o serie de TV en la que no usen muchos modismos o slangs, se puede creer con la suficiencia para pasar la prueba de listening. Pero se trata de algo diferente: Son conferencias académicas en las cuales se debe comprender, además de la narración plana, la intencionalidad del narrador, el uso contextual de términos y expresiones y hasta la toma de decisiones que surgen de la conferencia. Si uno está de malas y la conferencia es sobre un tema odioso, aburridor, o del que no entiende ni le interesa entender un rábano, ni el mejor listening lo salva de reprobar.

El Speaking fue mi piedra en el zapato (o el berbiquí en mi oído, que es más eficiente para impedir pensar). En primer lugar, la despersonalización de la prueba (eso de hablarle a un micrófono y una pantalla, no a una persona) intimida un poco. En segundo lugar, debes tener buen listening o estás fregado. Debes ser capaz de, al menos, tomar apuntes relevantes mientras escuchas una conferencia. Si no puedes hacer eso, tu speaking se fue al cuerno.

La sección Reading es la más fácil, al menos para mí que estuve sometido a leer en inglés durante gran parte del pregrado. La mejor manera de practicar esto es, simplemente, leyendo.

Conclusión: Quienes aún estamos lejos del nivel nativo SÍ debemos estudiar específicamente para el TOEFL. Eso fue lo que hice y lo volví a presentar. Supongo que mi inglés no ha mejorado significativamente en este mes de diferencia, pero el examen ya no me esperaba con sorpresas desagradables, estuve más tranquilo, salí más temprano y saqué 12 puntos más.

Por cierto, AQUI encontré muy buen material para practicar. Me gustó mucho, por ejemplo, Este grupo de audios: ocho horas de conferencias académicas de 5 minutos promedio con preguntas como las que hace el examen. Este fue el material que más me ayudó


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Actualización Diciembre de 2010

Tres años después, volví a meterme en esta aventura, estudié más del doble que aquellas otras veces (el plan completo lo expliqué aquí) y no logré mejorar más que cinco puntos, desmejorando mi punto fuerte. Ahora tengo un puntaje de 92 que, por lo menos, cumple con los requisitos que me están pidiendo en las convocatorias que voy a participar.


lunes, 10 de marzo de 2008

Quedarse


Sofocleto fue deportado varias veces. En una de esas escribió su Manual del perfecto deportado, que es uno de los libros más divertidos que he leído.

En el epílogo, comenta la siguiente anéctoda: Cuando cayó la dictadura que lo había mandado al exilio comenzó a recibir las llamadas de sus amigos con la nueva noticia. Uno de ellos le dice "La dictadura cayó, Ya puedes volver al país". Sofocleto replicó indignado "A mí nadie me da permiso de entrar en pais. Es un derecho que tengo y lo voy a hacer cuando se me dé la gana"

A mí me parece un tremendo gesto de dignidad. Haber regresado era legitimar que fue vencido por la dictadura, si decide quedarse se sale del juego en el que lo quisieron meter de perdedor. Es un caso en el cual quedarse, aunque se haya soñado por años devolverse, es una victoria, no una resignación ni una derrota

Algo así me pasó este comienzo de año. Me despedí de esta tierra tras tres años de forastereo, me despedí con la firme intención de regresar a mis lugares, mi gente y mis cosas pendientes. Luego me di cuenta que también fui a buscarme en donde no me había perdido, y para mi fortuna me encontré. Ahora me regodeo dando vueltas por una cabecita pelirroja bastante pródiga en carcajadas y bein podría perderme allí mi buen tiempo con el mayor de los gustos

Cantó Serrat: no me siento extranjero en ningún lugar, donde haya lumbre y vino tengo mi hogar. En mi caso, mi hogar va a estar donde esté ella, va a ser mucho más facil esto de andar forastereando, también más gratificante. Quedarme por aquí, por donde ya me había dicho que no quería estar ni regresar, no es tan mala noticia si logro que mi hogar tome un avión, se quede conmigo y se deje hacer un montón de cosquillas mientras encuentro algo mejor que hacer. El forastereo continuará, pero ya no será mala noticia, ni siquiera cuando sea mala noticia.