jueves, 14 de junio de 2007

Regresar



Calvin estaba bastante preocupado cuando estrelló el auto de sus padres, y pensó que nunca regresaría a su hogar. Para su fortuna, los padres son de lo más inescrutables, y solo lo reconvinieron verbalmente.

A veces el forastero siente algo similar, porque una determinada decisión puede implicarle no regresar más al lugar que tanto quiere, o a donde tanto se le quiere. La sensación de no regresar más seguramente no le estorba tanto como a otras personas, o como otros quisieran,

Otras veces, en cambio, Regresar es el punto sublime y culminante de un largo forastereo, es la buena noticia que hace que todas las malas noticias anteriores valgan la pena, el merecido descanso después del arduo trabajo de haber sido un forastero. Algo así como lo que sintió Horacio Guarany al componer su album cuando regresó del exilio.

De muchas maneras se comportan los forasteros frente a esto de regresar: Hay los que quieren hacerlo, pero no pueden; los que pueden hacerlo, pero no quieren; los que ya lo hicieron y siguieron siendo forasteros después de regresar (Como quien canta "Como yo lo siento"), los que no tienen a dónde o a qué regresar (Como Antonio Aguilar cuando canta "El Forastero"), y también, claro, los que nunca se han hecho la pregunta y parece que ni les importara el tema.

El regreso viene envuelto por un halo de diversas significaciones. Puede significar que reconoces que te equivocaste, si regresas cabizbajo y con vergüenza, o que todos deberían reconocer que se equivocaron, si llegas triunfante y altivo. Puede significar que no importa lo lleno que esté el mundo de cosas para llamar tu atención, siempre que puedas vas a regresar, o puede significar que estás pidiendo una nueva oportunidad para hacer las cosas. Quizá sea la última

Carlos Gardel le cantó a este momento con la canción Volver, y resalto mi estrofa preferida:

Tengo miedo del encuentro
con el pasado que vuelve
a enfrentarse con mi vida
Tengo miedo de las noches
que pobladas de recuerdos
encadenen mi soñar
Pero el viajero que huye
tarde o temprano detiene su andar

Todos los forasteros nos enfrentamos a esta tentación de regresar, unos sucumbimos y otros no. Por ejemplo, yo me estoy preparando para regresar a mi casa, en donde tanto he querido estar. Será un mes maravilloso, un mes en el que este blog se actualizará muy poco.

martes, 12 de junio de 2007

Como yo lo Siento (Osiris Rodriguez)

Original de Osiris Castillo, pero la mejor versión es la de José Larralde
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Cuando uno se ha hartado de todo también puede elegir quedarse en algún lugar y esperar que nadie venga a importunar. A veces uno logra hacer las paces entre el montón de cosas que quieres hacer, decir o gritar y las ganas de irte y aislarte para que te dejen tranquilo mientras se te pasa. A algunos forasteros esta etapa nos dura mucho, y ya no se trata de si encajamos o no encajamos, de si nos hartamos de algo o solo hay un poco de cansancio. Se trata de algo más profundo, que nos diferencia mucho de los no-Forasteros, y es esa posibilidad de disfrutar realmente del hecho de estar a solas. Unas horas o unos años, no importa, Estarse solo es una alternativa seductora en la que muchas veces caemos, sonriendo, en paz.

Muchos habrá que no entinenden esto, más aún si el lugar que escogemos es un poco agreste y vacío. Muchos habrá que ven en esta decisión voluntaria un error de esos que cometen los que han entregado su voluntad a lo primero que les endulce la vida. No entinenden cómo es que nos agrada la idea de ser cardo de estos llanos, totoral de estos esteros, cómo es que nos conformamos con tener por compañia un arbolito que no da leña ni pa un frio, que no da una flor ni pa remedio. Quieren salvarnos de ese tormento y entonces vienen a tasarnos el campo con sus ojos de forastero.

Este verso, que con permiso de don Osiris Rodriguez tomaré como epígrafe del Blog (eso lo explico aquí), me parece más bello y más cargado de significado que libro enteros acerca del tema. Ya puedo imaginar a algún forastero venir a ponerle precio a lo mío, a lo construido, lo vivido y lo celebrado, ignorando que Mi campo conserva cosas guardadas en su silencio, y despreciará mi arbolito sin pájaro amigo que pa mi es compañero. Medirá mis cosas con su rasero, son sus ojos de forastero y quizá quiera convencernos de que nos vayamos de ahí.

Muchas veces nos pasará, forastero, que venga alguien a tasarnos el campo. Medirá, calculará, sacará conclusiones y se sentirá magnánimo al hacernos la oferta. Muchas maneras habría de rechazarla, qué buena respuesta la que propuso don Osiris: Su cinto no tiene plata ni pa´pagar mis recuerdos...

COMO YO LO SIENTO
Osiris Rodriguez Castillo

No venga a tasarme el campo con ojos de forastero
porque no es como aparenta sino como yo lo siento.
Yo soy cardo de estos llanos, totoral de estos esteros
ñapindá de aquellos montes, piedra mora de mis cerros
y no va a creer si le digo que hace poco lo comprendo...

Debajo de este arbolito suelo amarguear en silencio
si habré lavao cebadura pa´intimar y conocernos.
No da leña ni pa´un frío, no da flor ni pa´remedio
y es un pañuelo de luto la sombra en que me guaresco
no tiene un pájaro amigo, pero pa´mí es compañero...

Pa´qué mentar mi tapera, velay, si se está cayendo
la han rigoreao los agostos de una ponchada de inviernos.
La ví quedarse vacía, la ví poblarse, e´recuerdos
solo pa´no abandonarme le hace pata ancha a los vientos
y con goteras de luna viene a estrellar mis desvelos...

Mi campo conserva cosas guardadas en su silencio
que yo gané campo afuera, que yo perdí tiempo adentro.
No venga a tasarme el campo con ojos de forastero
porque no es como aparenta sino como yo lo siento.
Su cinto no tiene plata ni pa´pagar mis recuerdos...

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domingo, 10 de junio de 2007

Hartarse


Y aunque me regalen el mejor caballo,
Ni me queda tiempo, ni me quedan ganas.
Pa qué me hace Falta- Jose Larralde
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A todos nos llega esta sensación de estar harto de todo, especialmente si uno es un forastero de los que no encaja y lleva su buen tiempo mirando por la misma ventana. Nunca falta los motivos para arrastrar los piés y querer salvar del mundo el lugar tranquilo para congelar el júbilo y dejar caer los párpados (a pesar de esto que nos pidió Benedetti).

A todos nos pasa, sí. La gran diferencia para el forastero es que no suele encontrar aquellas cosas que logran compensar a los demás, y hasta dejar la balanza a favor, o por lo menos soportar el peso. Y que lo diga Larralde, que en su Grito Changa nos muestra todo lo que puede aguantar, a pesar también de haberse hartado:

Clavo el hacha en el árbol, saco los yuyos, armo el andamio,
no tengo oficio fijo, de muy chiquito, viví cinchando.
Hoy no tengo derecho ni pa embromarme dentro el salario.
El patrón ya me dijo que si me enfermo no se hace cargo.
Si me agarra la rabia y pego el grito, me estoy pensando,
que mis pobres cachorros, no tienen culpa pa darles cargo

Pero para el forastero, lo que antes compensaba pierde su poder, Quizá entonces sea el momento de largarse de nuevo, un nuevo desembarco, volverle a apostar que la moneda caiga de canto, empujando la ficha de dominó que tiene en frente cuando la que tiene atrás lo empuja. Se está en la misma situación que tiempo atrás, como si no aprendiera, otra vez harto de todo y con ganas de largarse. Otra vez harto de tener que largarse

De todo se harta uno, hasta de ser un forastero. Bien lo dice Serrat: "Harto ya de estar harto, ya me cansé"

miércoles, 6 de junio de 2007

Caminante, Si vas por mi tierra

Dicen que tira el terruño si se anda Forasteriando
yo no sé ni desde cuando falto de aquella región
Forasteriando - José Larralde
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Horacio Guarany cantaba con todo el sentimiento algunas cosas que le incomodaba los oidos a los militares que gobernaron Argentina en los 70, entonces le pusieron bombas a su casa y tuvo que irse exiliado a España, y allí fue forastero contra su voluntad.

Al poco regresó, pero no pudo volver a cantar hasta que en 1983 regresó la democracia. Entonces sacó el album "Cuando estábamos lejos" que recopila las canciones compuestas en su estancia en españa, todas hablando de lo duro de ser forastero, de lo mucho que incomoda a alguien que ama su tierra como Horacio. Cualquiera de ellas hubiera podido estar hoy aquí, en la banda sonora del forastero, pero he escogido esta porque entraña muy amorosamente las ganas de regresar a los lugares que son nuestros, a los viejos amigos y nuestra alegría que nos esperan.

No siempre el forastero es un huraño misántropo. Muchas son las veces en las que uno quisiera regresar a donde tanto se le espera y cantar las viejas canciones que hoy me hacen llorar. La carátula es otra de las cosas maravillosas de este disco. Se nota la alegría de cantar el reencuentro, se ve muy feliz cantando todo eso que tiene para decir (Aunque "Con la mano cerrada" lo ha hecho llorar cuando canta en público).


CAMINANTE SI VAS POR MI TIERRA
Letra de Horacio Guarany
Musica de Horacio Guarany

Caminante si vas por mi tierra
Cuentale de mis largas nostalgias
Que me paso, mirando a lo lejos,
Esperando el dia que llegue una carta

Caminante si vas por mi tierra
cuéntale que mis noches son largas,
que me paso, escribiéndole versos
que ya nadie lee, solito hasta el alba

Cuéntale caminante, que es triste
sentirse tan lejos de aquel festival
donde un día cantaba mi pueblo
las viejas canciones que hoy me hacen llorar

Caminante si vas por mi tierra
pregunta en los fogones mi nombre
y si ves que alguien baja la vista
con toda tu fuerza cántale esta zamba

Caminante si vas por mi tierra
pregunta por mis viejos amigos
has de hallarlos juntito a un asado
tras de una guitarra, en el templo del vino

Cuéntale caminante, que es triste
sentirse tan lejos de aquel festival
donde un día cantaba mi pueblo
las viejas canciones que hoy me hacen llorar
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lunes, 4 de junio de 2007

Escucha la Banda Sonora

Era un mago del arpa. En los llanos de Colombia, no había fiesta sin él. Para que la fiesta fuera fiesta, Mesé Figueredo tenía que estar allí, con sus dedos bailanderos que alegraban los aires y alborotaban las piernas.
Una noche, en algún sendero perdido, lo asaltaron los ladrones. Iba Mesé Figueredo camino de una boda, a lomo de mula, en una mula él, en la otra el arpa, cuando unos ladrones se le echaron encima y lo molieron a golpes.

Al día siguiente, alguien lo encontró. Estaba tirado en el camino, un trapo sucio de barro y sangre, más muerto que vivo. Y entonces aquella piltrafa dijo, con un resto de voz:

--Se llevaron las mulas.
--Y se llevaron el arpa.
Y tomó aliento y se rió, echando baba y sangre se rió:
--Pero no se llevaron la música.

La Música (Eduardo Galeano)


Cuando comencé a armar este blog quise contar cosas que sentía y que pensaba. Pero uno es torpe para escribir las cosas tal cual las siente, y a veces piensa que mejor es decirlo de otra forma, corrige y vuelve a corregir, hasta que la última versión se va.

Uno se pregunta entonces cómo se hará para que lo que queda publicado sea exactamente lo que se quería decir, y siente envidia de quienes lo hacen con facilidad. Luego viene la música, y resulta que la envidia y el desconsuelo llegan a niveles alarmantes, porque dicen tanto con tan poco, además de acompañamiento musical, y con voces que son capaces de transmitir frío, soledad, o ganas de saltar aunque dijeran solo Uuuuuuu.

Entonces decidí hacerme a un lado, para que la música hablara por mí. Traje en primér lugar a Larralde y sus Décimas de Jacinto Luna, para que otros sintieran lo que siento al escuchar la canción, que puede decir más que todo lo que a mí se me ocurra. El experimento me gustó, y seguí trayendo canciones que tocaban de alguna manera todo esto de ser forastero. Así nació la idea de tener una Banda Sonora del Forastero.

Luego, algunos de los lectores (de los millones de lectores) quisieron escuchar las canciones, no solamente leer la letra. Yo se las pasaba de una manera obsoleta y lenta, pero no llenaba las expectativas de difusión.

Pues bien, ahora he solucionado el inconveniente: En la barra lateral he puesto los vínculos para que cada visitante escuche las canciones correspondientes a la banda sonora. También editaré las entradas para que puedan escucharlas desde allí. Les quedo debiendo la narración del Poema The men who don't fit in, que nada que lo encuentro.

Es que, como dijo Eduardo Galeano, pueden llevarse las mulas, el arpa, lo que quieran, pero no se llevarán la música

Disfruten las canciones

sábado, 2 de junio de 2007

Pilcomayeño (Chaqueño Palavecino)

Qué bueno es traer nuevamente una canción emotiva, que haga sonreir y que den ganas de bailar (lo que no hacía desde que traje Baldosa Floja), y es que las chacareras del Chaqueño Palavecino siempre serán canciones alegres, que invitan a la fiesta, la alegría y la camaradería, aunque traigan la letra más lúgubre y depresiva que conseguirse pueda. Así es la fuerza de su voz y su violín

La canción de hoy es como para mirar por encima del hombro, porque muestra ese aire autosuficiente que nos hace tanto adorno en el semblante. En este caso, esa habilidad la atribuye a haber nacido a orillas del Pilcomayo (Cada uno de nosotros lo atribuirá a algo) y con eso ya tiene para irritar a mucha gente

Y es que ese disfrutar a pesar de las penas puede verse como otra de las detestables características de nosotros los forasteros, que podemos cantar con los brazos abiertos y la voz al cielo para que quiero vivirla si mi costumbre es penar mientras andamos muy con sonrisa de oreja a oreja y viceversa, o que podemos decir que al río le doy mis penas cuando llega el carnaval mostrándo que al fin y al cabo las tenemos porque queremos, ya que nos las quitamos de encima con solo desearlo

Esto último es bastante incómodo para quienes suelen acercarse con ínfulas de Salvavidas a hacernos el favor de arrancarnos de las crueles garras del forastereo y salvar nuestra alma para siempre de los sórdidos caminos del desconsuelo y el abatimiento. Estas personas parecen tener como objetivo primordial corregir el rumbo del forastero, pero al final no logran nada (o logran todo lo contrario). Como el forastero termina dejando las penas donde menos se piensa (en el río) o cuando menos se espera (cuando llega el carnaval) y sin haber contado con la valiosa colaboración que le ofrecían, motivos para culparlo de insensible y traidor le lloverán como en abril. Y si se le ocurre cantar me marcho cuando no quiero, y cuando quiero también lo verán arrogante y déspota

No hay salida, forastero. Por lo pronto sigue con esta canción en la boca, siempre solito y sin dueño, que tan bien te suena cuando quieres mirar por encima del hombro


Pilcomayeño

Soy pilcomayeño puro,
chaqueño de corazón
no soy mezclao con ninguno,
no tengo dueño señor.

A orillas del pilcomayo,
tratando de no poder
me marcho cuando no puedo,
y cuando puedo también.

Pilcomayeño, siempre seré
siempre solito y sin dueño
para cantar volveré
mi pilcomayo querido
nunca te olvidaré

Si me volviera la vida
alegre para cantar
para que quiero vivirla
si mi costumbre es penar

Al rio le doy mis penas
cuando llega el carnaval
pero ni bien se las lleva
otras voy viendo llegar
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